¿Qué es la huella de carbono y cómo se calcula? Paso a paso

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16 Mar, 2022

Toda actividad humana, por pequeña que sea, genera un impacto en el medioambiente. Desde nuestras tareas laborales, pasando por los alimentos que consumimos y los medios de transporte que usamos, hasta el descanso y el entretenimiento. Los dispositivos y recursos que empleamos para comunicarnos y aquellos que sirven para climatizar nuestros hogares en invierno y en verano… Todo ello, afecta de diversas formas y en mayor o menor medida la calidad del aire, de la tierra y de los recursos hídricos. Sin embargo, uno de los efectos más preocupantes es el del cambio climático ocasionado por la cantidad de emisiones de gases contaminantes hacia la atmósfera. Al respecto, para medir dichos efectos, se utiliza un indicador: la huella de carbono.

¿Qué es la huella de carbono?

En términos formales, la huella de carbono consiste en la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que generan todas las actividades de las personas y otras entidades. Entre estas últimas, las empresas, los edificios (sea cual sea su fin) una provincia o un país.

Dentro de este concepto, están consideradas las emisiones directas, como aquellas producidas por la combustión de combustibles fósiles para la generación de electricidad. También las derivadas de los procesos industriales, la movilidad, la climatización y los bienes y servicios que consumimos. Por igual, los especialistas en la materia suelen incluir las emisiones de otros gases de efecto invernadero: los clorofluorocarbonos (CFC), el metano y el óxido nitroso. En este sentido, la huella de carbono tiene cierto vínculo con la noción de huella ecológica, un concepto introducido por Mathis Wackernagel, un planificador regional de origen suizo en la Universidad de Columbia Británica y el ecologista canadiense William Rees. La huella ecológica considera la superficie total de terreno requerida para mantener una población y/o actividad. Asimismo, tiene en cuenta los impactos ambientales, como la cantidad de tierra empleada para producir alimentos y el uso del agua. A diferencia de ello, la huella de carbono es, técnicamente, una medida de peso, usualmente expresada en toneladas de CO2 lanzadas a la atmósfera. Con este valor suele cuantificarse el volumen de las emisiones de gases contaminantes en determinados períodos de tiempo; por lo general, al año.

Huella de carbono en España

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las actividades económicas en España generaron 274,6 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2020. Esto significó un 15,6 por ciento menos de emisiones que en 2019, año en que la cifra alcanzada fue de 325,24 millones de toneladas. Tal disminución es atribuible a las medidas sanitarias para frenar la pandemia del covid-19.

Del nivel alcanzado en 2020 en cuanto a huella de carbono, 213,31 millones de toneladas corresponden a dióxido de carbono (CO2), mientras que el metano alcanzó 1.541.365 toneladas y el óxido nitroso cerca de 59 millones de toneladas.

Para que tengas una idea, la industria manufacturera fue el sector con mayores emisiones ese año, con casi 71 millones de toneladas de GEI. A poca distancia, le siguen… ¡los hogares, con 57,35 millones! En tercer lugar, están la agricultura, ganadería, selvicultura y pesca, que, en conjunto llegaron a 49,90. La cuarta posición fue para el suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua, que emitió 44,47 millones.

¿Para qué medir la huella de carbono?

Si estamos decididos a contribuir con la disminución de las emisiones de GEI desde nuestros hogares y empresas, es imprescindible conocer nuestra situación de partida. Es decir, la cantidad de emisiones que nuestras actividades generan anualmente en la actualidad. A partir de allí, empezaremos a tomar las decisiones más acertadas para disminuir esas emisiones. Por ejemplo: instalar un sistema de autoconsumo fotovoltaico, sustituir las lámparas incandescentes por bombillas LED, optimizar los procesos productivos para hacerlos más eficientes, etc. Una nueva medición, un año después de incorporar estos cambios ha de compararse con la situación de partida, lo que nos permitirá conocer la cantidad de GEI que hemos dejado de emitir. Podemos aplicar esta misma comparativa en los años siguientes, mientras seguimos incorporando más iniciativas y sistemas que ayuden a disminuir aún más las emisiones. En el caso de las empresas, el cálculo de la huella de carbono y su contribución a reducir los efectos del cambio climático reporta los siguientes beneficios:

  • Es factible encontrar oportunidades de disminución de emisiones de GEI. En su mayoría estas derivarán de la eficiencia en los consumos energéticos que resultarán en ahorros de costes.
  • Unirse a organismos de voluntarios públicos o privados, dedicados al registro de huella de carbono, proyectos de absorción de dióxido de carbono u otros.
  • Impulsar de forma positiva la imagen de marca y la reputación corporativa, así como el posicionamiento de la empresa. La evaluación de las emisiones y sus esfuerzos por disminuirlas obtendrán la aprobación de los grupos de interés.
  • Identificar oportunidades de negocio innovadoras que atraigan inversionistas y clientes sensibilizados con la problemática del cambio climático y del medio ambiente en general.

¿Con cuáles instrumentos o criterios podemos medir nuestra huella de carbono?

Como podrás comprobar, en Internet encontrarás muy diversos métodos y plataformas para el cálculo aproximado de emisiones de CO2. A modo de ilustración, mencionaremos algunas: CeroCO2, Carbon Clear, la Calculadora de Huellas de Carbono Twenergy (auspiciada por Endesa) y la plataforma carbonfootprint.com. El procedimiento de carbonfootprint.com nos permite estimar el impacto que produce nuestro estilo de vida, en base a diversos aspectos de nuestra cotidianidad y costumbres. En concreto, va calculando por separado las emisiones que generamos con el consumo energético en nuestro hogar y el tipo de transporte que utilizamos. Es importante destacar que esta metodología incluye la cantidad de viajes que hacemos en diversos vehículos: coche, motocicleta, tren, avión o autobús. Finalmente, la suma de todos estos ítems nos proporcionará nuestro total de emisiones personales.

Concretamente, nos parece relevante la fórmula empleada para calcular la huella de carbono que produce el consumo eléctrico en los hogares. La misma consiste en multiplicar nuestro promedio de kilovatios por hora de energía que empleamos en un año (kWh/año) por el factor 0,1908. Este último es la media de emisiones generada por cada kWh de electricidad producido normalmente con combustibles fósiles. Y se expresa en kilos de CO2 emitidos por kilovatio hora (kgCO2e/kWh).

Considerando que los españoles, en promedio, consumimos 3.487 kWh/año, procedemos con el cálculo:

3.487 kWh/año x 0,1908 kgCO2e/kWh= 665,31 kgCO2 eq.

Entonces, las emisiones promedio anuales de cada hogar español serían de 665,31 kilogramos de CO2. Por supuesto, puedes multiplicar tu consumo particular para calcular tus propias emisiones.

¿Con qué métodos y cómo se calcula la huella de carbono de las organizaciones?

Existen numerosas metodologías para el cálculo de la huella de carbono en el ámbito corporativo. En la siguiente lista, incluimos algunas de las que cuentan con mayor reconocimiento internacional:

  • Greenhouse Gas Protocol Corporate Standard (GHG Protocol). Es una normativa desarrollada por el World Resources Institute  y el World Business Council for Sustainable Development. Actualmente, forma parte de los protocolos más utilizados a escala internacional para cuantificar y gestionar las emisiones de GEI.
  • UNE-ISO 14064-1. Desarrollada en 2006 y basada en el GHG Protocol, es un componente de la norma ISO 14064 que se estructura en tres partes. Más adelante, explicaremos brevemente esta 14064-1, a modo de ejemplo de metodología aplicable para el cálculo de emisiones en las compañías. Elegimos este criterio porque detalla los principios y requisitos que deberían considerar las organizaciones para evaluar y registrar sus emisiones; así como también con el propósito de plantear acciones para disminuirlas. Los otros componentes ponen el foco en proyectos sobre GEI especialmente diseñados para reducir las emisiones o incrementar su remoción (ISO 14064-2). Igualmente, la ISO 14064-3 está centrada en la validación y verificación de los GEI declarados.
  • IPCC 2006 GHG Workbook. En síntesis, es una guía para la estimación de GEI generados por diversas fuentes y sectores. Lo interesante de este instrumento es que proporciona una lista pormenorizada de factores de emisión. El objetivo de esta guía es orientar la cuantificación de las emisiones de gases contaminantes de los inventarios nacionales. Aun así, podría ser de gran utilidad para calcular la huella de carbono de las empresas.
  • Recomendación de la Comisión Europea de 9 de abril de 2013, sobre el uso de métodos comunes para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones a lo largo de su ciclo de vida.

Esquema para medir la huella de carbono en empresas

Tipos de emisiones

Para explicar la UNE-ISO 14064-1, es necesario conocer la clasificación de las emisiones de GEI que plantea:

Emisiones directas: son las que provienen de fuentes propias o controladas por la compañía. Las emisiones liberadas en el sitio específico de la actividad y la que producen sus vehículos. De tal modo, las emanaciones del sistema de calefacción podrían ser ejemplo de estas, si derivan de la quema de combustibles fósiles.

Emisiones indirectas: son emisiones de GEI atribuibles a la empresa, pero que proceden de fuentes propias o controladas por otra organización. Por tanto, el mejor ejemplo de liberación indirecta de GEI es la requerida para producir la electricidad que consume la compañía porque la misma ocurre en el lugar donde esta electricidad es generada.

Alcances

La metodología que nos ocupa plantea tres alcances para la medición de emisiones contaminantes:

  • Alcance 1: su fin es cuantificar las emisiones directas de GEI provenientes del uso de combustibles en calderas, hornos, vehículos y otros, propios o bajo control de la empresa. De igual manera, incluimos aquí las “emisiones fugitivas” debidas a fugas de aire acondicionado o de CH4 de conductos, entre las más conocidas.
  • Alcance 2: su objetivo es estimar las emanaciones indirectas de GEI vinculadas a la generación de electricidad adquirida y consumida por la entidad.
  • Alcance 3: apunta a la medición de otras fuentes de emisiones indirectas. En específico, hablamos de la extracción, procesamiento y transporte de materias primas requeridas por la organización; también, de otros productos y servicios que adquiere. Incluye, por igual, los viajes de trabajo realizados en medios de transporte externos (aviones, trenes, autobuses).

Base para el cálculo

En términos básicos, para calcular la huella de carbono (HC) podemos aplicar una fórmula muy simple. Esta consiste en multiplicar los datos de actividad (DA) por el factor de emisión (FE), tal como lo hicimos con el ejemplo de carbonfootprint.com. Y expresamos la operación de esta forma:

HC= DA x FE

El dato de actividad (DA) cuantifica el grado o nivel de la actividad que causa las emisiones de GEI. Por ejemplo: la cantidad de electricidad que requieren las máquinas para un proceso o de gas natural utilizado en la calefacción (ambos en kWh).

El factor de emisión (FE) es la cantidad de gases emitidos por cada unidad del DA. Dichos indicadores varían de acuerdo a la actividad. Siguiendo los mismos ejemplos, serían las emisiones necesarias para producir cada kWh de electricidad y el factor de emisión equivalente al consumo de gas. En otras palabras: 0,1908 kgCO2e/kWh de electricidad y 0,202 kgCO2e/kWh de gas natural.

El resultado de esta fórmula expresará una cantidad en gramos, kilos o toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e).

Pasos previos al cálculo

Antes de efectuar las respectivas multiplicaciones, la empresa debe seguir un conjunto de pasos que le permitirán fundamentar sus estimaciones. En resumen, estas fases serían:

  • Precisar tanto los límites de la organización como los límites operativos. Dicho de otro modo, tendrá que decidir qué áreas de la organización entrarán en la recolección de datos y en los cálculos. Lo mismo aplica a la identificación de fuentes emisoras asociadas a las operaciones dentro de dichas áreas, estableciendo cuáles son emisiones directas y cuáles indirectas.
  • Establecer el periodo que servirá de base para el cálculo de emisiones. Por lo general, este coincide con el año natural inmediatamente anterior al año en que ha de efectuarse el cálculo.
  • Captar los datos de actividad de las operaciones a medir. Como dijimos, los mismos son los datos de consumo.
  • Emplear los factores de emisión adecuados. En este punto, es imprescindible recurrir a fuentes oficiales con reconocimiento internacional. De manera particular, te recomendamos consultar el Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono del Ministerio para la Transición Ecológica. Allí encontrarás factores de emisión y calculadoras de huella de carbono de alcance 1 y 2.

Ahora, ya estás listo para realizar tus cálculos y obtener los resultados que facilitarán la toma de decisiones sobre las acciones para disminuir las emisiones.

¿Cómo ayuda el autoconsumo fotovoltaico a disminuir las emisiones de GEI?

Al día de hoy, los sectores industrial y residencial son los que más demandan electricidad y generan más emisiones de CO2, como ocurre en España. Por tal razón, la incorporación de energías renovables, y en particular de paneles fotovoltaicos, es una solución cada vez más utilizada para reducir este efecto. De acuerdo a varias investigaciones, la cantidad de emisiones que produce la energía solar es de apenas 2,1 gramos. Esta cantidad es 14 veces menor a la generada por otras fuentes renovables. Cabe destacar que en este dato están incluidas todas las emisiones efectuadas durante el proceso de obtención y el transporte de las materias primas para su fabricación y la elaboración propiamente dicha.

Por otra parte, una modesta instalación de autoconsumo fotovoltaico de 3 kWp para uso residencial es capaz de ahorrar hasta 38 toneladas de CO2 en 20 años. Así que puedes imaginar el total de emisiones que evita un sistema más grande, con placas solares dispuestas en la cubierta de una nave industrial.

Disminuye las emisiones en tu empresa o comunidad de vecinos con autoconsumo fotovoltaico

Al calcular la huella de carbono que produce el consumo eléctrico en tu residencia, comunidad de vecinos o empresa, debes proponerte acciones efectivas para reducirla. En el punto anterior, quedó claro cómo el autoconsumo fotovoltaico puede ayudarte a disminuir el índice de emisiones. La instalación de paneles solares no sólo reportará un sustancial Las partes que componen la factura de la luz; también contribuirá a reducir emisiones derivadas del consumo energético. Todo ello, sin afectar tu calidad de vida, ni tu productividad.

En E4e Soluciones tenemos más de diez años de experiencia en el diseño e instalación de sistemas de autoconsumo fotovoltaico para empresas y proyectos de autoconsumo compartido para comunidades de vecinos. A lo largo de nuestro desempeño hemos asumido proyectos de muy diversos tamaños y complejidades. Ofrecemos un servicio 100% integral “llave en mano”, ya que asumimos todas las etapas de planificación, legalización, montaje y mantenimiento. En todos los casos, garantizamos el ahorro calculado por contrato.

¿Interesado en reducir tu huella de carbono adoptando un proyecto de autoconsumo?

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